Cuatro días en el Salkantay Trek

Día Uno: Comienzos, emoción y el Lago Humantay

Salimos de madrugada desde el hotel en Cusco con el guía que nos acompañaría (y nos empujaría cuando hiciera falta.. :-) ) durante todo el recorrido. Tras unas horas en bus y el desayuno, llegamos al punto de inicio del Salkantay Trek. Es una alternativa menos concurrida pero igual de emocionante y popular que el famoso Camino Inca — y más dura. La primera sección empezó con una caminata suave, pero pronto sentimos los efectos de la altura — y esto apenas era el calentamiento…

• Unos 7 km de caminata, alrededor de 3 horas hasta el campamento base.

Al llegar al campamento base y después de un buen almuerzo, nos preparamos para un programa extra: el Lago Humantay. Una subida corta pero empinada conduce a esta laguna glaciar, rodeada de picos nevados. La vista era sencillamente impresionante — el turquesa del agua y el silencio de las montañas se sienten como estar dentro de un cuadro. En el descenso quedó la fatiga feliz, y ya esperábamos la cena. Y las estrellas… wow. Se sentía como si estuviéramos más cerca de ellas.

Aprox. 500 m de desnivel positivo.

Día Dos: El gran desafío

El segundo día no bromeó. Fue el día de “a ver de qué eres capaz”. Fuimos hacia el Paso Salkantay, a unos 4.600 m; la montaña se alzaba imponente desde el inicio. La subida constante en aire cada vez más delgado fue dura. Entre piedras sueltas las piernas se cansan, el corazón late fuerte, los pulmones trabajan. Cumbres nevadas alrededor, todo en silencio, solo el viento… un momento para toda la vida. Pero arriba, a 4.635 m, todos sonreían — una experiencia INOLVIDABLE. Luego empezó el descenso; la sonrisa se borra, la dicha se disipa. Horas bajando entre rocas sueltas fueron extenuantes. Al perder altura, parecía que entrábamos a otro mundo: selva verde y pequeñas cascadas. Tras unos 18 km desde el paso, nos esperaban la cena y el descanso.

• Unos 22 km de caminata, 8–10 horas aprox., ~900 m de subida y ~1.700 m de bajada.

Día Tres: A través de la selva

Este día fue mucho más llevadero, pero el paisaje siguió siendo espectacular. Nos internamos más en la selva, con el sendero serpenteando entre vegetación exuberante. Aunque no fue tan exigente, el clima serrano seco y el sol fuerte nos hicieron sudar. Solo el canto de los pájaros y los arroyos rompían el silencio. En una parada descansamos junto a una cascada natural — un lugar perfecto para recargar energías y disfrutar de la naturaleza.

Terminamos el día en una finca cafetera con una breve demostración y cata — una delicia.

La noche en el tercer campamento fue especialmente acogedora. Los mosquitos se encargaron de recordarnos dónde estábamos… y el grupo se sintió más unido; la cena estuvo excelente.

• Unos 18 km de caminata, alrededor de 10 horas.

Día Cuatro: Rumbo a Machu Picchu, llegada a Aguas Calientes

La mañana del cuarto día ya se sentía que el trek llegaba a su fin — tocaba Machu Picchu. Por delante, una cresta a 2.800 m; partimos desde 2.000 m alrededor de las 5 a. m., tras tres días duros… Fue exigente, pero era el tramo final — todos seguimos adelante. En la cresta, por fin, se abren las montañas que rodean Machu Picchu — una vista hipnotizante de la que no te cansas. De allí el sendero desciende al valle del río; agotador, pero el paisaje se vuelve más tropical, y al acercarnos a Aguas Calientes la fatiga dio paso a la emoción. A última hora de la tarde llegamos a este encantador pueblo, la puerta de Machu Picchu.

El trek termina oficialmente en la central Hidroeléctrica; desde allí se puede tomar el tren a Aguas Calientes o caminar por la vía — 11 km extra con poco desnivel.

El ambiente especial de Aguas Calientes nos atrapó enseguida. Rodeado de montañas, es el lugar perfecto para relajarse y prepararse para el gran final. Tras la larga caminata, un hotel cómodo se sintió glorioso, pensando en lo lejos que habíamos llegado. Hay incluso unos baños termales pequeños — vale la pena una hora. Los restaurantes son fantásticos.

El último día de caminata suma unos 14 km, 7–8 horas aprox.

Día Cinco: Machu Picchu

Explorar la mundialmente famosa ciudadela inca — una experiencia única y la cumbre del trek. Salimos temprano de Aguas Calientes para llegar a tiempo y vivir la magia del lugar, célebre por su arquitectura e historia. La vista de Machu Picchu es realmente sobrecogedora — el paso final del Salkantay Trek que resume todo el reto y la belleza de los días previos.

¿Por qué vale la pena?

El Salkantay Trek es especial no solo por sus paisajes. Aprendes a superar tus límites, a valorar las pequeñas maravillas de la naturaleza y a agradecer cada paso. Hacerlo con amigos o familia refuerza aún más los lazos.

Si el espíritu aventurero los llama, ¡no lo duden! Empaquen las botas y salgan a descubrir el Salkantay Trek. Si tienen preguntas sobre la ruta, escríbannos — ¡encantados de ayudar!

¡Y compartan sus experiencias también! 😊